viernes, 16 de marzo de 2012

"Un roman français" (Una novela francesa) de Beigbeder

Me encuentro leyendo dos novelas autobiográficas que transcurren en la segunda mitad del S.XX francés y que tienen títulos muy parecidos: "Un roman français" de Frédéric Beigdeber y "Une vie française" de Jean-Paul Dubois. Los autores pertenecen a generaciones y clases sociales diferentes pero es cierto que en las dos reconocemos los mismos telones de fondo: el impacto de mayo del 68, la música de los 70 o la locura materialista de los 80.

Todavía no he terminado la segunda novela (aunque la comencé antes, es más larga y más densa) así que en esta entrada me limitaré a comentar "Un roman français".

Se trata de una autobiografía que nace debido a la detención del autor en París por consumir cocaína en el capot de un coche de lujo, en plena calle y al lado de la policía. Este encierro provoca que por primera vez en su vida comience a rememorar su infancia, su relación con su hermano mayor, el divorcio de sus padres, sus vacaciones en la costa vasca... Al comienzo de su "Capítulo claustrofóbico" el autor increpa detrás de las rejas a los policías: Os lo advierto: si no me liberáis ahora mismo, ¡escribo un libro!

Beigbeder es un burgués francés en toda regla que se ha convertido en un "enfant-terrible" de la cultura francesa. Me lo puedo imaginar en el pasado, niño rubio y de ojos azules peinado con raya hacia un lado (como en la portada) o ahora, intelectual de éxito, acariciando su pelo brillante mientras firma autógrafos a jovencitas que le pasan su número de teléfono (como en la foto). Un niño de 42 años que todavía no ha madurado, sencillamente porque ha tenido la vida muy fácil.

Lamento ser tan dura con la vida de este hombre, simplemente con la lectura de una de sus novelas en la que (en tono cursi) abre su corazón. Pero la verdad es que lo relativo a su historia no me ha apasionado sobremanera. Fácil de leer, con capítulos cortos que aseguran la agilidad en el paso de las páginas, es como si Beigbeder estuviese tumbado en un diván revisando imágenes fragmentadas que le vienen a la memoria. ¿Es evidente que una autobiografía tenga que ser egocéntrica? ¿Es inevitable que todos los escritores lo sean? Creo que son pecados mortales ante los cuales todos nos enfrentamos pero precisamente por ello valoro las novelas (y las personas) que saben empatizar con otras realidades.

Eso sí, para ser justos tendríamos que confesar que escribe bien. Sobre todo con humor y con ingenio. Sabe manejar los hilos de la amenidad, de las metáforas cercanas y de las imágenes cinematográficas. Para mí los capítulos más interesantes son aquéllos en los que relata su detención en la comisaría que hacen de hilo conductor a toda la novela y que son muy divertidos, en particular las conversaciones absurdas con la policía. También destacaría algunos capítulos breves que son especialmente brillantes cuando intenta ir un poco más allá, enlazando su historia personal con la de los demás seres "vivientes".

Como suelo acostumbrar, al acabar el libro he leído el prefacio de Michel Houellebecq, un autor al que le tengo bastantes ganas. Toda una decepción puesto que tenemos ideas opuestas sobre la obra: destaca la sinceridad del autor en sus pasajes biográficos y cree que sobra la historia de la prisión.

Le daré otra oportunidad: ¡a pesar de los sapos y culebras el personaje me resulta simpático! Y algún día tendrá que caer 99 francs, veremos si esta vez me convence.

Argumento/Sujet  **
Creatividad/Creativité **
Personajes/Personnages **
Amenidad/Amenité ****
Vocabulario/Vocabulaire *****


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