miércoles, 23 de mayo de 2012

"Una princesa en Berlín" de Solmssen

"Una princesa en Berlín" (1982) es una de esas obras que gusta a todo aquel que quiera aprender de la Historia de nuestro reciente pasado siglo XX.

El protagonista (un americano de alta cuna que ambiciona ser pintor) consigue insertarse en los distintos estratos sociales de la época de entreguerras alemana, aunque predomina la clase alta, banquera y judía. No se trata de este modo de una novela social pero consigue retratar muy bien el ambiente político ya que conoce a algunos de los protagonistas, un lujazo para los amantes de la Historia.

La intriga de la obra está muy bien construida y llena de sorpresas. Son casi 500 páginas, decenas de pequeños y grandes acontecimientos que pasan volando. Uno de los elementos que más me ha gustado es la incorporación del componente económico para explicar las tensiones sociales que propiciaron el auge del nazismo. Inevitablemente todo ello lo he enlazado con la crisis económica que actualmente estamos viviendo: el poder de los mercados, la deuda, las devaluaciones, los intereses estatales, la especulación, la bolsa... y las repercusiones en el pueblo.

Uno de los personajes que aparece en varios episodios de pasada es Bertolt Brecht, del que últimamente resuenan en mi cabeza sus versos quizás más famosos, que he citado en varias conversaciones:

Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. 
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judía. 
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. 
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. 
Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada. 



Y es que, como siempre, seguimos sin aprender del pasado.

Una novela que me recomendaron y que gratamente recomiendo: para aprender Historia, para reflexionar o para pasar el rato.

jueves, 17 de mayo de 2012

"Fraise et Chocolat" (Fresa y Chocolate) de Aurélia Aurita


"Fraise y Chocolat" (2006) es una bande dessinée autobiográfica, que como ya comentamos en alguna ocasión es un género muy en boga en estos tiempos. La autora lo lleva hasta las últimas consecuencias, ya que se trata de un relato en el que describe, sin ningún tipo de tabú, las intimidades sexuales con su pareja.

 

Era un libro que tenía ganas de leer, me picaba la curiosidad pues se trata de la primera bande desinée sobre sexo contado por una mujer. No he debido de ser la única, pues lleva ya 3 tomos, y es que el sexo vende, esta claro, y más si la protagonista es una mujer. La acción se desarrolla de manera muy explícita, pero también acompañan los pensamientos: el miedo del enamoramiento, los cuestionamientos acerca de la pasión, sobre los rincones oscuros y hasta dónde llegar... 

Uno de los aciertos es que se trata de una mujer "liberada", que parte de una base donde el sexo y el cuerpo forman parte ya de su existencia, y no se plantea cuestiones básicas que muchas mujeres  deben todavía descubrir. Sin embargo, desde mi punto de vista la historia daría mucho más juego si se desarrollase más el pensamiento en torno al amor, la pasión o el sexo, porque al final no sabes si estás atendiendo a una historia o eres simplemente un "voyeur" que entra en la intimidad más íntima de una pareja, en los juegos sexuales, por mucho que los dibujos infantiles y simpáticos la acompañen. Esto provoca que la obra se degrade en una simple anécdota, una curiosidad, que tiene la virtud de ser pionera en un género que espero que se siga desarrollando porque está todavía sin explorar en el mundo del cómic.  


miércoles, 9 de mayo de 2012

"Discothèque" de Felix Romeo


Murió Felix Romeo y por casualidades de la vida estuve frente a un altar que le habían dedicado en la celebración del día de los muertos mejicano. Un amigo había prestado su camiseta del Real Zaragoza para colocarla entre flores de cempasúchil, cirios, cruces y libros. Me dije que tenía que leerme alguna de sus obras pero entre unas cosas u otras lo hemos ido retrasando. De todos modos creo que me he equivocado de libro y tenía que haber empezado por su novela Amarillo a la que le tengo ganas de verdad.

Discothèque es una obra que transcurre en diversos escenarios de Aragón aunque todos comparten algo: son inhóspitos, mezcla de tierra levantada y de mugre que todavía persiste en aquellos lugares en los que se quedó anclado el tiempo. Se trata de una novela coral, de personajes sórdidos (prostitutas, antiguos soldados, escritoras de novelas eróticas, productores de porno o traficantes) que se encuentran atrapados por su pasado, sus sueños y sus desvaríos. 

El estilo literario es muy particular, tanto que incluso cuesta sumergirse en la obra, sobre todo porque el autor emplea con demasiada frecuencia la reiteración de palabras. En ocasiones tiene el efecto perseguido acercándonos al lenguaje de los personajes pero en otras entorpece el ritmo de la lectura. 

A pesar de ello estamos ante una obra original y divertida. Prueba de ello son los títulos que adelantan acontecimientos (Torosantos siente los latidos de su corazón, pero sólo es la vibración de llamada de su teléfono móvil)  y las imágenes de humo que recrean los personajes cuando fuman (El taxista enciende un cigarrillo, expulsa el humo, que forma cuando asciende una alargada cara de Cristo con la Corona de espinas). 


Si conoces Aragón es todavía más interesante porque se retratan lugares comunes (los Monegros, Zaragoza, la antigua base militar o Calanda) y también personajes míticos del imaginario colectivo con ese toque surrealista a lo Buñuel, con apariciones de vírgenes o fantasmas que son conocidos jugadores del Real  Zaragoza.


martes, 8 de mayo de 2012

Respiro

Llevo varios días pululando entre varios libros y de repente me he encontrado con esta cita de un escritor argentino y universal:

Si un libro aburre, déjelo. No lo lean porque es famoso. No lo lean porque es moderno. No lo lean porque es antiguo. Si un libro es tedioso para ustedes, déjenlo. Leer es buscar una felicidad personal, un goce personal. Si no caemos en la tristeza de las bibliografías, de las citas. 


Gracias Borges.

Diciéndolo vos que sois un sabio me siento mucho mejor.

(No desvelaré el título del susodicho, simplemente lo esconderé en uno de los altillos, quizás cuando dentro de unos años lo redescubra consiga leerlo gustosamente).