Un viaje en avión que sirve como pretexto para deliberar acerca de lo que debería haber sido una novela se convierte en esta historia cercana, autobiográfica y sobre todo marinera. Y vasca.
Son diferentes fragmentos de historia que se van cruzando: un adolescente y su playstation, la guerra civil, mundo global versus local, sagas familiares, pintores y arquitectos, anécdotas varias y reflexiones efímeras. A pesar de este conglomerado que va y que viene la obra resulta de fácil lectura. Consigue arrastrarnos a esa especie de melancolía protagonizada por el mar y por las nubes, llevándonos de aquí a allá, aunque no tenga ningún fin en si mismo. ¿Se trata realmente de una novela? Realmente no la considero así.
Me ha gustado sobre todo el lenguaje empleado por el autor. Cuando comencé no pude evitar pensar: "vaya, ya estamos ante una de estas novelitas escritas en presente de primera persona del singular que hablan sobre el ombligo de un escritor". Sin embargo encontramos un lenguaje sencillo pero lleno de fuerza y es que el autor es también poeta. Y se nota.
Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) fue galardonado por la obra con el Premio Nacional de Literatura en 2009. Quizás un poco excesivo, puede que sí, aunque con esto de los premios prefiero mantenerme en mi escepticismo.
Es su primera obra. Seguiremos de cerca sus pasos.
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