Discothèque es una obra que transcurre en diversos escenarios de Aragón aunque todos comparten algo: son inhóspitos, mezcla de tierra levantada y de mugre que todavía persiste en aquellos lugares en los que se quedó anclado el tiempo. Se trata de una novela coral, de personajes sórdidos (prostitutas, antiguos soldados, escritoras de novelas eróticas, productores de porno o traficantes) que se encuentran atrapados por su pasado, sus sueños y sus desvaríos.
El estilo literario es muy particular, tanto que incluso cuesta sumergirse en la obra, sobre todo porque el autor emplea con demasiada frecuencia la reiteración de palabras. En ocasiones tiene el efecto perseguido acercándonos al lenguaje de los personajes pero en otras entorpece el ritmo de la lectura.
A pesar de ello estamos ante una obra original y divertida. Prueba de ello son los títulos que adelantan acontecimientos (Torosantos siente los latidos de su corazón, pero sólo es la vibración de llamada de su teléfono móvil) y las imágenes de humo que recrean los personajes cuando fuman (El taxista enciende un cigarrillo, expulsa el humo, que forma cuando asciende una alargada cara de Cristo con la Corona de espinas).
Si conoces Aragón es todavía más interesante porque se retratan lugares comunes (los Monegros, Zaragoza, la antigua base militar o Calanda) y también personajes míticos del imaginario colectivo con ese toque surrealista a lo Buñuel, con apariciones de vírgenes o fantasmas que son conocidos jugadores del Real Zaragoza.
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