Tras "El barón rampante" y "El vizconde demediado" finalizo con "El caballero inexistente" la ansiada trilogía de Ítalo Calvino.
En este caso se trata de una novela de caballerías: parece como si estuviésemos escuchándo a un juglar de la corte de Carlomagno contando las aventuras y desventuras de Agilulfo, el caballero inexistente. Pero no, resulta que quien relata esta historia es una monja, y mira que la historia está bien, pero han sido sus juegos literarios y sus comentarios mordaces lo que más me ha gustado de la obra:
Yo que cuento esta historia soy sor Teodora, religiosa de la Orden de San Columbano. Escribo en el convento, deduciéndola de viejos papeles, de charlas oídas en el locutorio y de algún raro testimonio de gente que existía. Nosotras, las monjas, tenemos pocas ocasiones de conversar con soldados; lo que no sé trato de imaginármelo, pues, ¿cómo haría, si no? Y no todo en la historia me resulta claro. Debéis ser indulgentes: somos muchachas de campo, aunque nobles, siempre hemos vivido retiradas, en aislados castillos y después en conventos; aparte de funciones religiosas, triduos, novenas, trabajos del campo, trillas, vendimias, fustigaciones de siervos, incestos, incendios, ahorcamientos, invasiones de ejércitos, saqueos, violaciones, pestilencias, no hemos vistos nada. ¿Qué puede saber del mundo una pobre monja? (pag. 40)
Como ya he ido en anteriores post, los relatos de Ítalo Calvino están siempre llenos de humor, pero también encontramos un doble fondo que nos invita a pensar: en este caso "El caballero inexitente" invita a reflexionar precisamente acerca de la identidad.
Los tres relatos me han encantado, aunque seguramente me quedo con el primero que leí, "El barón rampante", quizás por la novedad que supuso y por el contexto ilustrado en el que se ubica.
Un blog que quería ser una ventana abierta a todas las cosas que me gustan. Al final se está convirtiendo en una mezcla extraña de libros, cómics y gatos. Mi único objetivo: un lugar para compartir y recordar aquellas historias que pasan por mis manos.
viernes, 17 de agosto de 2012
martes, 14 de agosto de 2012
"Bilbao - New York - Bilbao" de Kirmen Uribe
Un viaje en avión que sirve como pretexto para deliberar acerca de lo que debería haber sido una novela se convierte en esta historia cercana, autobiográfica y sobre todo marinera. Y vasca.
Son diferentes fragmentos de historia que se van cruzando: un adolescente y su playstation, la guerra civil, mundo global versus local, sagas familiares, pintores y arquitectos, anécdotas varias y reflexiones efímeras. A pesar de este conglomerado que va y que viene la obra resulta de fácil lectura. Consigue arrastrarnos a esa especie de melancolía protagonizada por el mar y por las nubes, llevándonos de aquí a allá, aunque no tenga ningún fin en si mismo. ¿Se trata realmente de una novela? Realmente no la considero así.
Me ha gustado sobre todo el lenguaje empleado por el autor. Cuando comencé no pude evitar pensar: "vaya, ya estamos ante una de estas novelitas escritas en presente de primera persona del singular que hablan sobre el ombligo de un escritor". Sin embargo encontramos un lenguaje sencillo pero lleno de fuerza y es que el autor es también poeta. Y se nota.
Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) fue galardonado por la obra con el Premio Nacional de Literatura en 2009. Quizás un poco excesivo, puede que sí, aunque con esto de los premios prefiero mantenerme en mi escepticismo.
Es su primera obra. Seguiremos de cerca sus pasos.
Son diferentes fragmentos de historia que se van cruzando: un adolescente y su playstation, la guerra civil, mundo global versus local, sagas familiares, pintores y arquitectos, anécdotas varias y reflexiones efímeras. A pesar de este conglomerado que va y que viene la obra resulta de fácil lectura. Consigue arrastrarnos a esa especie de melancolía protagonizada por el mar y por las nubes, llevándonos de aquí a allá, aunque no tenga ningún fin en si mismo. ¿Se trata realmente de una novela? Realmente no la considero así.
Me ha gustado sobre todo el lenguaje empleado por el autor. Cuando comencé no pude evitar pensar: "vaya, ya estamos ante una de estas novelitas escritas en presente de primera persona del singular que hablan sobre el ombligo de un escritor". Sin embargo encontramos un lenguaje sencillo pero lleno de fuerza y es que el autor es también poeta. Y se nota.
Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) fue galardonado por la obra con el Premio Nacional de Literatura en 2009. Quizás un poco excesivo, puede que sí, aunque con esto de los premios prefiero mantenerme en mi escepticismo.
Es su primera obra. Seguiremos de cerca sus pasos.
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